Ayuda para padres a una oración de distancia

Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti”, Génesis 12:3 (NTV).

¡El propósito de Dios es bendecir familias y el propósito del diablo es destruirlas!

Nota que NO dice que bendecirá a todos los individuos sino a todas las familias de la tierra. Aquí encontramos una clara alusión a Cristo Jesús, descendiente de Abraham. Es a través de Él que todas las naciones, pueblos y familias de la tierra disfrutan del perdón y la bendición de Dios gratuitamente, si así lo desean.

Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del SEÑOR y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el SEÑOR cumplirá lo que le ha prometido”, Génesis 18:18-19 (NVI).

¿Qué promesa le hizo Dios a Abraham? Que se convertiría en una gran nación y que todas las familias de la tierra serían bendecidas a través de él. Sin embargo, la promesa estaba supeditada a una condición: Abraham debería cuidar de su familia ejerciendo el honroso lla-mado de ser padre a la manera de Dios. Abraham sería bendición para miles de familias si primero cuidaba la suya.

Estamos seguros de que si el deseo de Dios es bendecir familias, el del diablo será arruinarlas. ¿Cómo hace Satanás para llevar a cabo su propósito? Ata al ‘hombre fuerte’ y saquea todo lo que hay en la casa. El ‘hombre fuerte’ en una familia representa a los padres.

Craig Hill se refiere a este principio espiritual contenido en los evangelios y enseñado por Jesús: “Pues, ¿quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte como Satanás y saquear sus bienes? Sólo alguien aún más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa”, Mateo 12:29 (NTV).

En el mundo espiritual existe una jerarquía de mando. No todos los demonios tienen la misma autori-dad. Los demonios de menor grado, clase o categoría son protegidos por los de mayor rango y permanecen sujetos a su autoridad. Por esta razón Jesús enseñó que para lidiar eficazmente en el mundo espiritual necesitamos tratar con el de mayor autoridad. Solo cuando atas a éste, el de mayor autoridad, es posible eliminar a los demás.

El principio del ‘hombre fuerte’ funciona exactamente igual cuando Satanás y sus espíritus tratan de invadir una casa. El vocablo “casa” en Mateo 12:29 es “oikos” y significa familia. Es la misma palabra que aparece en Hechos 16:30-31. El carcelero pregunta a Pablo qué hacer para ser salvo. El apóstol le dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (oikos). Es obvio que Pablo no se refería a la estructura física en la que el carcelero vivía, él se refería a la familia del hombre.

El ‘hombre fuerte’ es el protector de la casa. Para destruir a la familia Satanás necesita primero tratar con el guardián del hogar. Los padres tienen la autoridad espiritual delegada por Dios para cuidar y proteger a sus hijos; sin el permiso de ellos el diablo no puede tocarlos.

El diablo buscará demoler tu familia. Irá por tu matrimonio, por tus hijos y, si es posible, también por tus nietos. Pero para lograr su cometido primeramente debe atar al ‘hombre fuerte’ de la casa. Por lo tanto, en cada aspecto de la vida donde el enemigo logre atar a los padres, él también atará a los hijos.

Satanás conoce mejor que muchos creyentes este principio de autoridad espiritual. Aunque quiera destruir a un niño no puede hacerlo hasta tanto tome el control de los padres que son quienes tienen la autoridad del niño. Si los padres no advierten esta estrategia espiritual de mando, si no entienden el principio de autoridad y no comprenden su función de ‘hombre fuerte’ en el hogar, el enemigo tal vez tenga acceso a los corazones y a las vidas de sus hijos por medio de las puertas que ellos inadvertidamente le abren. Por la falta de conocimiento de los padres sus hijos pueden ser destruidos, Oseas 4:6.4

Debemos apreciar la importancia de este principio espiritual. Dios ha delegado en los padres la tarea de ser el ‘hombre fuerte’ para sus hijos. Lo que ellos hagan afectará inevitablemente a la siguiente generación. Un padre que mira pornografía está abriéndole una puerta inmensa al diablo para que amarre a sus hijos en el área donde su padre fue atado. El área que él rindió a Satanás ahora queda bajo su dominio. Ese padre no imagina las consecuencias que producirá lo que acaba de hacer. Después de un tiempo se sorprende de que su hija esté practicando sexting (sexo a través de mensajes de textos) enviando fotos provocativas o su hijo haya caído en pecados sexuales. El padre se pregunta, ¿cómo pudo suceder? No relaciona lo que él hizo con lo que está sucediendo en la vida de sus hijos. El diablo tuvo éxito en atar al padre en el área de la lujuria y éste le ha dado autoridad al diablo para que haga lo mismo con cada uno de los que integra su familia.

Permítenos explayarnos un poco más en relación a la autoridad espiritual. El diablo no tiene autoridad para tocar nuestras vidas a menos que nosotros se la demos. Jesús dijo: “Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. Lucas 10:19 (NVI). Un creyente tiene autoridad sobre el mundo espiritual: “Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios…”, Marcos 16:17.

Ahora bien, Satanás buscará de todas las maneras posibles desplazarnos de la autoridad que tenemos en Cristo. La principal forma que utiliza es por medio del pecado. Él podrá destronarte de tu posición de autoridad por medio de la transgresión. Cuando Adán y Eva pecaron abrieron la puerta para que Satanás pulverizara a su familia. Sin embargo, el creyente obediente está protegido por Dios. El diablo no puede tocarlo: “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo”, 1ª Juan 5:18 (NVI). Apártate del pecado y estarás seguro en las manos de Dios.

El enemigo se está devorando a los niños y jóvenes porque los padres le han dado permiso para que lo haga a través de su propio pecado. El padre y la madre deberán cerrar cada puerta espiritual que cualquiera de los dos haya abierto. Muchas mujeres saben que sus maridos miran pornografía, son infieles, pero se hacen las que no ven y no saben. ¡Ojo! El problema no es tu cónyuge sino la puerta de maldición que abre para tus hijos y aun para tu propia vida. Es necesario arrepentirse de los pecados ante Dios; luego, recuperar el terreno que cada uno le entregó al enemigo.

El ocultismo es otro ejemplo. La puerta que tú o tu cónyuge le abrieron al diablo es la que usará en contra de la familia que formaron. Algunas personas acuden al brujo o al curandero porque tienen una enfermedad, necesitan un trabajo, un negocio está trabado o una relación anda mal. Lo que no saben es que haber acudido al infierno tiene su precio, y generalmente se paga con la vida de los que más se ama. Nunca es bueno pedirle ‘favores’ al diablo.

Algo similar ocurre con los malos tratos, el odio y el abuso físico. Los hijos que son maltratados y crecen con ira cuando se transforman en padres tratan con ira a sus propios hijos. Aquello que no fue sanado se repite en la siguiente generación.Si el diablo obtuvo la autoridad por las raíces de amargura en tu vida, debes recuperarla, aunque eso signifique soltar perdón, sanar y liberar de tu alma las emociones que no quieres abandonar.

Cuando hablamos de ceder la autoridad al diablo hablamos de pecados no de pruebas. No tengas miedo a las pruebas porque aún en medio de ellas seguirás prosperando, pero con el pecado es diferente. Si hoy estás con problemas debes preguntarte: ¿he abierto una puerta por el pecado? Si es así, ciérrala arrepintiéndote y abandonando de inmediato ese pecado.

El único que puede quitarle al diablo la autoridad es aquel que se la dio. Si por medio del pecado le entregaste autoridad, por medio de la obediencia a Dios la recuperas. Quítale la autoridad. Ciérrale la puerta que le abriste para que saquee tu hogar. Una vez realizado este paso pídele a Dios que bendiga tu familia y las generaciones que vendrán.

Analiza tu vida

¿En qué áreas le diste autoridad a Satanás?

¿Fue en la sexualidad? Las relaciones sexuales prematrimoniales y extramatrimoniales le abren una puerta muy grande al enemigo.

¿Fue con la pornografía? ¿En relación a la ira?

¿En el mundo espiritual al visitar brujos o curanderos?

¿En la salud o el hogar por medio de vicios? ¿Has pactado con el diablo y piensas que no podrás librarte? En el nombre de Cristo sí puedes. En San Marcos 9:23: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible“.

En este preciso momento recupera tu autoridad en Cristo. Di: “Señor, en el nombre de Jesús cierro cada una de las puertas espirituales que he abierto al diablo. Renuncio a toda iniquidad. Renuncio a la fornicación, a la inmoralidad sexual y a la lujuria. Me arrepiento de todos mis pecados y los dejo a los pies de la cruz de Cristo quién murió para perdonarme y hacerme libre de toda esclavitud. Le quito la autoridad que le di al diablo para que entre a mi casa o toque a mi familia. Ejerzo la autoridad en Cristo Jesús y como ‘hombre fuerte’ de mi hogar le ordeno a todo espíritu inmundo que abandone mi casa de inmediato. Cancelo cualquier maldición que se haya desatado sobre mi vida o la de mis seres queridos. Declaro que toda maldición se convierte en bendición conforme a Deuteronomio 23:5. Declaro que por mi obediencia a Dios se restauran las barreras de protección alrededor de mi familia. Declaro que viviremos bajo cobertura espiritual divina. Declaro que Dios desata favor sobre mi hogar y declaro que mis hijos vivirán todos los días de su vida en obediencia, honrando a Dios. Declaro que Dios, y solamente Dios, tiene autoridad espiritual en mi vida y en la de mi familia. El nombre de Jesús, amén”.

¿En qué áreas tus progenitores le dieron autoridad a Satanás?

Es posible que tú sepas que tus padres o abuelos abrieron una puerta de iniquidad al diablo y la maldición haya estado operando en tu vida o en tu familia, sin que tú lo sepas. Pídele a Dios que cancele esa herencia de maldad por medio de esta oración que repetirás con fe en Cristo, quien ya hizo la obra a favor de tu vida: “Padre, si mis antepasados le han dado al diablo autoridad legal o espiritual para atar y arruinar mi vida o la de mi familia, hoy te pido perdón por todos esos pecados. Y aunque ellos abrieron una puerta de maldición yo la cierro con el poder espiritual y la autoridad que Cristo me ha dado, según Efesios 1. Mi filiación es contigo, mi Padre Todopoderoso y, por la sangre de Cristo, acepto la adopción en la familia celestial. Cancelo el derecho legal de toda maldición generacional de pecado e impido en el nombre de Jesús que opere en mi vida o en la de mi familia. Jesucristo murió para librarme de toda iniquidad y aplico su sangre para terminar con el poder de esa maldición. Reconozco, acepto y agradezco el hecho de ser hijo de Dios. Dios, Tú eres mi padre y yo me siento amado, bendecido y protegido en tus manos. Por ser hijo tuyo declaro que prosperaré y seré bendecido junto con toda mi familia desde ahora y en adelante, según tu propósito, todos los días sin faltar uno, amén”.

EN VIVO