Adora primero, trabaja después

Pero Dios… dijo: “He encontrado en David… a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga”, Hechos 13:22 (NTV).

¿Qué hizo David para que Dios dijera algo tan lindo acerca de su persona?

La vida de David puede dividirse en dos grandes períodos: antes y después de ser ungido rey. Dios escogió a David cuando era un adolescente. Nadie daba ‘un peso’ por él, ni siquiera Samuel. Recordemos que el profeta, al ser enviado por Dios a ungir al nuevo rey en la casa de Isaí en Belén, creyó que Dios escogería al mayor. Y ya estaba a punto de derramar el aceite cuando una voz del cielo le dijo que no lo hiciera. “Si no es el primogénito deberá ser el siguiente”, se dijo a sí mismo, e intentó ungir al segundo hijo. Pero tampoco era el escogido. Samuel hizo pasar a todos los hijos de Isaí hasta que finalmente preguntó al anfitrión si le quedaba algún hijo más. Isaí dijo que había uno, el menor, pero que estaba en el campo cuidando las ovejas. Nadie ‘conocía’ a David; sin embargo, ya había conquistado el corazón de Dios: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón”, 1º Samuel 13:14.

Lo que David hizo en lo secreto le sirvió para convertirse el rey de toda la nación. David tenía una sola pasión: Dios. Los salmos más inspiradores salieron de la pluma de David cuando cuidaba ovejas, lejos de la mirada del hombre. David escribió: “Solo una cosa le pido al Señor: Habitar en la casa del Señor por el resto de mi vida. Así podré disfrutar el placer de estar junto al Señor”, Salmo 27:4 (PDT).

Dios debe transformarse en nuestra máxima pasión. Si bien es cierto que tener a Dios es tener su bendición, nuestra motivación más íntima no tiene que ser su mano sino su corazón. Lo amamos por lo que es y no por lo que pueda darnos.

David conquistó el corazón de Dios cuando lo servía cuidando ovejas; desarrolló comunión en el desierto y con ella le vino la unción. Jesús desarrolló su comunión mientras trabajaba de carpintero, y la presencia del Espíritu Santo desató un ministerio que trasciende los tiempos y las edades.

Como cristianos tenemos dos opciones. El camino fácil es una experiencia con Dios el domingo y una vida de impurezas durante toda la semana. El camino largo y más difícil es experiencia y poder con carácter y santidad. No es solo emoción, ni una exagerada experiencia sobrenatural; es obediencia y santidad. No hay unción sin comunión. Dios busca desarrollar una comunión íntima contigo y, posiblemente, lo haga en el ANONIMATO. De ti depende responder al llamado o eludirlo.

La actitud es más importante que todas las aptitudes juntas. Tú podrías estar limpiando oficinas, pero si tu actitud es la correcta y realizas tu trabajo con alegría y gratitud, conquistarás el corazón de Dios. Andrés Corson dijo: “Es más importante el tiempo de preparación que el tiempo de popularidad”. ¿Cuándo conquistó Jesús el corazón de Dios? Antes de su ministerio público. Jesús vivió de tal manera que hizo de su vida un altar de adoración. Conquistó el corazón del Padre mientras se preparaba en el anonimato. ¿Cómo estás aprovechando tu tiempo mientras esperas tu momento?

David no cambió su lealtad

Cuando David se convirtió en rey de Israel lo primero que hizo fue traer el arca de la presencia de Dios al centro político de la nación. Dios seguía siendo su pasión en su máximo momento de popularidad. Saúl, el anterior rey, nunca se había preocupado por el arca. A él no le interesaba mucho la presencia de Dios. En cambio a David lo apasionaba. Su prioridad era restaurar la presencia de Su amado Rey de Reyes a toda la nación. Adorar a Dios fue su máximo objetivo. Lo que haces mientras nadie te está mirando es lo que harás cuando todos te estén mirando.

Después de haber sido ungido por Samuel, todavía en el anonimato, el rey Saúl contrató a David para tocar música; es que estaba tan ungido que Saúl pidió que se quedara a su servicio. Danilo Montero dice: “¿Cómo es posible que el hombre más ungido de Israel termine siendo el siervo del rey? ¿Saben por qué? Porque para Dios adorar y servir es la misma cosa”. ¿Adoras a Dios mientras trabajas para tu rey? No pretendas leer la Biblia cuando te llegue la oportunidad de predicar. No creas que orarás cuando tengas un ministerio si ahora no lo haces. Hay un dicho que reza: “Cuando llega la oportunidad no hay tiempo para prepararse”.

Vuelve a leer el versículo del inicio. “Pero Dios… dijo: “He encontrado en David… a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga”, Hechos 13:22 (NTV). ¿Habrá hecho todo lo que Dios quería que hiciera? La respuesta la encontramos en Hechos 13:36: “En vida, David hizo lo que Dios quería. Después murió…” (PDT). ¡Qué epitafio para una lápida! La Biblia al Día lo relata de la siguiente manera: “Ciertamente David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió…”. Rick Warren se refiere a este pasaje y expresa: “Eso es lo que quiero que la gente diga cuando me muera. Que serví a los propósitos de Dios en mi generación. Eso me gustaría que la gente dijera de ti cuando mueras, que serviste a los propósitos de Dios en tu generación. No puedes servirlo en ninguna otra, solo en la tuya”.

¿Qué harás a partir de hoy? ¿Cómo disciplinarás tus tiempos de búsqueda? ¿Desarrollarás una actitud de adoración permanente? Recuerda que la adoración y la comunión preceden a la unción. De ti depende.

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