Alianzas que te cuestan un ojo de la cara

“Najás, el rey de los amonitas, había oprimido a los gaditas y rubenitas. Les había sacado el ojo derecho a todos los hombres… y no había dejado que nadie los ayudara. Esto causó mucho temor en Israel. Najas le había sacado el ojo derecho a todos los hombres israelitas que vivían al oriente del río Jordán, pero siete mil israelitas escaparon de los amonitas y se fueron a Jabés de Galaad. Alrededor de un mes después, Najás y su ejército rodearon a Jabés de Galaad y todos sus habitantes le dijeron a Najás: —Si haces un pacto con nosotros, te serviremos. Pero Najás respondió: —Haré un pacto con ustedes sólo si me dejan sacarle el ojo derecho a cada uno. ¡Así le causaré desgracia a todo Israel!”, 1º Samuel 10:27 y 11:1-2 (PDT).

El pasaje es enfático: Najás, el enemigo de los israelitas, le sacó el ojo derecho a todos los hombres. ¿Por qué el ojo derecho? Porque era el único que los soldados tenían libre cuando peleaban en la guerra. El escudo solía tapar el ojo izquierdo y, sin el derecho, la persona quedaba inutilizada para la batalla.

Najás significa ‘serpiente’ y su forma de proceder es típica de la ‘serpiente antigua’ llamada Satanás. La forma en que oprime a los hijos de Dios es quitándoles la visión y llenándolos de miedo. El diablo buscará por todos los medios robarte la visión. ¿Por qué? Porque la visión es lo más difícil de conseguir. El mayor obstáculo que encontrarás en esta vida para llegar a ser todo lo que Dios quiera que seas es la visión. Cuando tengas una visión de Dios, Él te dará los recursos necesarios para que la cumplas. Eso es lo que significa la palabra provisión: “pro” “visión”, es decir: “a favor de la visión”. Busca la visión de Dios y concéntrate en ella. La Biblia no dice que la gente perece por falta de dinero, dice que perece por falta de visión, Proverbios 29:18 y Oseas 4:6. Cuando tengas la visión de parte de Dios y puedas compartirla con claridad, los ‘socios’ que aportarán los recursos para esa visión llegarán. Recuerda: si quieres provisión, primero debes tener una visión y cuando la tengas no te distraigas ni permitas que te la roben.

El propósito del diablo es inutilizarnos robándonos la visión y llenándonos de miedo. Su estrategia es intimidarnos para que nos rindamos sin cumplir con la misión de Dios para nuestras vidas. Y eso es lo que ha pasado con muchos creyentes e iglesias. Ya no son sal para el mundo porque no tienen visión. Déjanos que te lo expliquemos con nuestro testimonio. Todos los años, en la primera quincena del mes de Julio, celebramos un congreso internacional en las instalaciones de nuestra iglesia. Nuestro propósito es equipar, capacitar y entrenar a líderes de todo el continente en el área de sexualidad y familia. Comenzamos muy tímidamente allá por el año 2011; sin embargo, el último ha cobrado dimensiones inesperadas. Tuvimos representantes de 11 países y de 21 provincias de nuestro país. Cientos de personas han sido restauradas y sanadas de viejas experiencias traumáticas y otras tantas han recibido inspiración y dirección para llevar adelante la campaña de TODOS contra el abuso infantil. Sin embargo, estas victorias tuvieron su costo. Personalmente hemos tenido que atravesar un tiempo de mucha opresión espiritual, especialmente las últimas semanas previas al congreso. Podemos entender esto de que el enemigo “oprime gravemente” (1ª Samuel 10:27, NTV). Es como una nube que se cierne sobre tu vida y no te permite ver con claridad. La mente se llena de malos pensamientos y no puedes dormir a causa de la opresión espiritual. Comienzas a dudar. Sientes un profundo peso, como si estuvieras solo contra el mundo, parece que todos se han vuelto en tu contra y que estás haciendo todo mal. No se vislumbra algo positivo, todo es decepción y derrota. Es difícil de explicar y sólo puede entenderlo quien lo ha vivido.

Ahora bien, hay algo más. El enemigo te oprime antes de una gran victoria, pero muchas veces intentará hacerlo después. Elías sufrió su mayor derrota espiritual después de su más grande victoria en el monte Carmelo. En el pasaje que estamos meditando observarás que después que Saúl obtiene la victoria sobre los amonitas algunos israelitas le sugieren al profeta Sa-muel acabar con los que se oponían al gobierno del rey Saúl: “Entonces la gente clamó a Samuel: — ¿Ahora, dónde están esos hombres que decían: “¿Por qué debe Saúl gobernarnos?”? ¡Tráiganlos aquí y los mataremos!”, 1º Samuel 11:12 (NTV). El enemigo externo había sido vencido pero el diablo astutamente intenta que la derrota provenga desde adentro del pueblo, con el fin de producir división y muerte. Así ocurre en el plano espiritual, si no puede acabarte desde afuera usando enemigos poderosos buscará frenarte desde adentro, creando enemistades, sospechas y malos entendidos en tu propia familia o en los que componen tu ministerio. Saúl fue muy sabio al no permitir que los sentimientos negativos dominaran la situación: “Pero Saúl dijo: ¡No! No maten a nadie hoy que el Señor ha liberado a Israel”, 1º Samuel 11:13 (PDT). ¿Qué hubiera pasado si Saúl permitía la revancha? La gran victoria de Dios se hubiera eclipsado por el dolor de los familiares perdidos y las familias divididas. ¡Es muy sabio no abrazar el enojo!

En el texto que estamos analizando, son los propios israelitas los que le propusieron al enemigo hacer una alianza y ser sus esclavos. ¿Lo puedes creer? ¿Por qué hacen eso? Porque no tienen esperanzas. En lugar de buscar la ayuda de Dios deciden hacer las paces con el diablo. ¿Acaso no sucede lo mismo hoy en día? En momentos de desesperación la gente pacta con el infierno. La enfermedad de un hijo, una deuda impagable, una relación en crisis, etc. ¿Cuántas veces has oído hablar de políticos, músicos o personajes de la farándula que están dispuestos a hacer cualquier cosa y, de hecho lo hacen, para obtener el poder o no perderlo? ¿Cuántas personas despechadas contratan los servicios de brujos para enlazar sus corazones con otra persona? La gente hace cualquier cosa en la desesperación. Lo que ellos no saben es que tales alianzas le costarán un ‘ojo de la cara’. Najás aceptó que fueran sus esclavos con la condición de que perdieran el ojo derecho. La expresión ‘te cuesta un ojo de la cara’ significa que el precio que tienes que pagar es muy alto. Este pasaje nos enseña que las alianzas incorrectas cuestan caro.

Algunos, en medio de la desesperación, dicen: “prefiero pagar ese alto precio pero soluciono mi problema”. Ese fue el pensamiento de los israelitas. Ahora bien, debes saber que el diablo no sólo te quitará la visión, es decir el propósito, sino que te dejará sin futuro. La falta de visión ocasiona infelicidad, tribulación, apatía, incapacidad para defender y para conquistar; en definitiva trae desgracia: ¡Así le causaré desgracia a todo Israel!”, 1º Samuel 11:2 (PDT). El diablo no tiene piedad. Te buscará como lo hizo con aquellos siete mil que huyeron sólo para destruirte. No hagas alianzas con él, y si ya las has hecho, busca la ayuda de Jesús. Él tiene el poder para deshacer toda obra del diablo, 1ª Juan 3:8.

No sólo con el infierno podemos hacer alianzas incorrectas. Las alianzas con personas inadecuadas también suelen costarnos caro. “Es un grave error crear alianzas con las personas incorrectas, pues ellas querrán reducir nuestro grado de productividad, oponiéndose y luchando siempre en el sentido contrario, acabando por ser una carga que reduce nuestras fuerzas. Hay alianzas que nos catapultan, pero hay otras que nos sepultan”, expresó José Satirio Dos Santos. Hay que ser cuidadoso en la elección de nuestro círculo íntimo. David Wilkerson dijo: “Tú no te das cuenta de cuánto te afectan las asociaciones con el mal; te llevan al mismo infierno”.

Hay alianzas que deshonran a Dios. El hombre que conquistó el corazón de Dios no se asociaba con cualquier persona, no tenía comunión con aquellos que deshonraban a Dios: “Yo odio a la gente que te odia; a la gente que está en contra tuya. Los odio con todas mis fuerzas; tus enemigos son también mis enemigos”, Salmo 139:21-22 (PDT). “Detesto la conducta de los descarriados y no los cuento entre mis amigos”, Salmo 101:3 (LPD). Soy amigo de todos los que te honran, de todos los que obedecen tus preceptos”, Salmo 119:63 (RVC).

En cierta oportunidad Eliseo no quiso ayudar al rey Joram porque éste era un hombre desobediente a Dios, 2º Reyes 3:2-3. Observa lo que le dijo el profeta: “¿Por qué has venido a verme a mí?… ¡Busca a los profetas paganos de tu padre y de tu madre!… —Si no fuera por el respeto que le tengo al rey Josafat de Judá, no perdería el tiempo hablando contigo”, 2º Reyes 3:13:14 (NTV).

“El vidente Jehú… le dijo al rey Josafat: “¿Por qué ayudas al perverso y haces amistad con los enemigos del Señor? Debido a eso el Señor está enojado contigo’”, 2º Crónicas 19:1-2 (PDT).

Jesús dijo que debíamos amar a nuestros enemigos pero eso no significa que nos asociemos con ellos para demostrarles nuestro amor; simplemente hemos de orar por su salvación, Mateo 5:44. Se nos manda a no tener yugo desigual, ya sea en el plano de los negocios, el matrimonio, las amistades y otras relaciones cercanas. Sí debemos proclamarles a Cristo y llevarlos al conocimiento de Dios. La Biblia es clara: No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad? ¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas? ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo? ¿Cómo puede un creyente asociarse con un incrédulo?”, 2ª Corintios 6:14-15 (NTV).

Elegir correctamente es el elemento más importante para el éxito en la vida. Observa lo que dijo el hombre que llegó a ser el mejor rey de Israel: “Pondré mis ojos en gente leal para que viva junto a mí; sólo gente honesta estará a mi servicio”, Salmo 101:6 (PDT). “Para el tramposo no habrá lugar en mi palacio; ¡ningún mentiroso podrá estar en mi presencia!”, Salmo 101:7 (DHH). “No me junto con gente tramposa ni ando con gente mala y perversa. ¡No soporto cerca de mí a gente que no es sincera!”, Salmo 26:4 (TLA). “Lárguense de mi vida, ustedes los de mente malvada, porque tengo la intención de obedecer los mandatos de mi Dios”, Salmo 119:115 (NTV).

Que este sea el momento de analizar tu círculo ínti-mo. Conságralo al Señor. Si tienes que hacer ajustes para cumplir con el propósito de Dios, no lo dudes. Avanza como una forma más de honrarlo y obedecerlo. ¡Su promesa es bendecirte, guardarte y apoyarte!

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