El regreso del Arca

“El arca permaneció en Quiriat-jearim mucho tiempo: veinte años en total. Durante ese tiempo todos los israelitas se lamentaron porque parecía que el SEÑOR los había abandonado”, 1° Samuel 7:2 (NTV).

“Durante ese tiempo”; todo el tiempo en que el arca estuvo olvidada, desatendida e ignorada (veinte años) la presencia de Dios era sólo un recuerdo lejano. TENÍAN EL ARCA PERO NO LA PRESENCIA. El regreso del arca a Israel no produjo automáticamente bendición, por la sencilla razón de que la presencia de Dios y su favor son recompensas a la honra. ¡Sin honra no hay presencia! Y cuando ‘tienes’ a Dios, tienes todo lo que necesitas en esta vida. Dios mismo dijo: “Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”, 1º Samuel 2:30. Recuérdalo: ¡la forma en la que tratas a Dios es la forma en la que Él te trata a ti!

La actitud frente al ‘arca’ determina el grado de presencia y bendición. El arca había sido devuelta. Ellos la tenían; sin embargo, no les traía ningún beneficio. Durante todo el tiempo en que el arca estuvo recluida en un viejo galpón de una casa de campo Dios nunca se reveló ni mostró su favor, era como si el Señor los hubiera abandonado. La falta de interés en las cosas sagradas podría ser la razón por la que Dios se muestre indiferente. La Biblia dice: “El SEÑOR estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará”, 2º Crónicas 15:2 (NVI). Si tú no te interesas en Dios y en sus cosas, ¿por qué razón piensas que Él debería interesarse en ti y en tus cosas?

La presencia de Dios se manifiesta en medio de un pueblo que lo honra. David entendía este principio, por ello contrató adoradores para que alabaran, agradecieran e intercedieran frente al arca las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, los trescientos sesenta y cinco días del año, 1º Crónicas 16:4. Debe haber sido un tiempo inolvidable para Dios porque Él dijo: “Reedificaré el tabernáculo de David que ha caído… lo levantaré de nuevo”, Hechos 15:16 (LBLA). ¿Por qué dice que reedificará el tabernáculo de David? ¿Por qué no el de Moisés que era el original o el de Salomón que era majestuoso? Evidentemente Dios se impresiona por cosas que a nosotros no nos llamarían la atención. No fue la tienda sino la pasión de David lo que cautivó el corazón de Dios. David era un ‘perseguidor’ de Dios; quería ‘atraparlo’ y no dejarlo ir. Por eso su tienda no tenía velo que separara el arca (la presencia de Dios) de las personas que adoraban. Frente al arca había solamente adoradores. ¡Con razón Dios dijo que reedificaría el tabernáculo de David!

Tú honras a Dios cuando:

1. Lo sirves. Jesús dijo: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”, Juan 12:26. Vez pasada hablamos con un matrimonio que retornaba a la iglesia después de años de vivir fuera de la ciudad. Como habían sido líderes le ofrecimos cariñosamente la oportunidad de servir a Dios en estos términos: “les quisiéramos pedir una hora semanal de su tiempo para liderar un pequeño grupo de estudio bíblico”. Su reacción ante la propuesta fue tan provocadora que por un instante creímos que se habían manifestado. No le ofrecíamos droga para los hijos, simplemente una oportunidad para servir a Dios. Estaban en la iglesia porque querían la bendición, eso sí, al menor precio posible.

2. Te congregas. “No descuidemos, como algunos, el deber que tenemos de asistir a la iglesia y cooperar con ella…”, Hebreos 10:25 (NT BAD). “Algunos están faltando a las reuniones, y eso no está bien…”, Hebreos 10:25 (PDT). Los creyentes esgrimen cualquier excusa para no asistir a los cultos. Al comienzo de nuestro ministerio pastoral oficiamos una ceremonia de casamiento de líderes de la iglesia. Después de un mes de no verlos preguntamos acerca de ellos, a lo que alguien nos contestó: “están en su año sabático”. Nos explicaron que se trataba de un año en que los esposos no servían a Dios ni se congregaban en la iglesia. “¿Y qué se hace en ese año?”, preguntamos inocentemente. “Vida normal, excepto que no se sirve a Dios”, contestaron. Por un momento pensamos: “esa materia no estaba en el seminario”. Indagamos diligentemente en la Biblia si existía tal cosa y, como imaginarás, no encontramos algo que sustentara tal postura. A lo largo de todos estos años de ministerio hemos escuchado muchos otros motivos que, en realidad, son excusas que deshonran a Dios.

Hay algunas tan infantiles como: “mi familia está en primer lugar”. ¿Realmente crees que tu familia será perjudicada si tú dedicas una hora y media todos los domingos para servir a Dios? ¿Crees de verdad que si vas al culto una vez por semana descuidas a tu fami-lia? Es al revés, la mejor manera que tú tienes para bendecir a tu familia es sirviendo a Dios. Otra excusa infantil es: “estoy estudiando”. Hay una líder de nuestra iglesia que dejó de congregarse por un tiempo porque estaba estudiando en el seminario. ¿Estudia para aprender a cómo servir mejor y deja de servir? Pero la excusa más fantástica es la siguiente: “no voy al culto porque estoy buscando a Dios”. ¿Qué otro lugar podría ser mejor para buscar a Dios que en la iglesia? ¿No dice la Biblia que Él habita en medio de la alabanza de su pueblo, Salmo 22:3? ¡QUÉ COSAS EXTRAÑAS PASAN EN NUESTRAS IGLESIAS!

3. Lo obedeces. “Entonces, cuando el arca del Señor entraba en la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana. Cuando vio que el rey David saltaba y danzaba ante el Señor se llenó de desprecio hacia él… Cuando David regresó a su hogar para bendecir a su propia familia, Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo indignada: — ¡Qué distinguido se veía hoy el rey de Israel, exhibiéndose descaradamente delante de las sirvientas tal como lo haría cualquier persona vulgar! David le replicó a Mical: — Estaba danzando delante del SEÑOR… Y Mical, la hija de Saúl, nunca tuvo hijos en toda su vida”, 2º Samuel 6:16-23 (NTV).

En tres oportunidades la Biblia se refiere a Mical como “la hija de Saúl”. ¿Por qué no dice “la esposa de David”? Porque la misma actitud de desprecio que tuvo su padre hacia Dios es la que tiene ahora su hija. La misma actitud de indiferencia que tuvo Abinadab hacia el arca la tuvo su hijo Uza cuando la tocó. ¡Qué diferencia con los hijos de Obed-edom! Todos ellos, incluso sus nietos (sesenta y dos en total) se convirtieron en hombres ilustres y valientes para Dios, 1º Crónicas 26:4-8 (NTV). Todos sus parientes (sesenta y ocho en total) fueron inspirados a servir al Señor, 1º Crónicas 16:37-39 (PDT). Obed-edom amaba a Dios y lo servía. Cuando tú amas, obedeces y sirves estás ‘haciendo méritos’ para que Dios te bendiga. Obed-edom había inculcado respeto hacia el arca en su propia casa y todos aprendieron a honrar a Dios. Salvo excepciones, los hijos seguirán el ejemplo de la familia. Cuanto más consagrados sean los padres a Dios, más bendecidos serán sus hijos. El mejor legado que puedes dejarle a tus descendientes es una vida de total entrega y obediencia a Dios. Si tú honras a Dios, tus hijos, tarde o temprano, también lo honrarán.

¿Qué hacía Mical en el palacio cuando su esposo y todo el pueblo estaban reunidos adorando a Dios? Cuando tu deber es estar con el pueblo adorando a Dios y no lo haces corres el peligro de convertirte en crítico de aquellos que transportan el arca. La pasión que David sentía por Dios había sido contagiada a toda la nación, excepto a Mical. Mical es el prototipo de personas que quieren disfrutar de los beneficios del palacio, pero poco le importa la presencia del rey. Mical es el prototipo de personas que anhelan posiciones pero son totalmente estériles.

Mical no quiso celebrar con el pueblo y se negó a compartir la alegría por la presencia de Dios. Cuán a menudo sucede esto en las iglesias. Un desacuerdo, un incidente negativo o una escaramuza hacen que una persona se disguste primero y se sienta ofendida des-pués. El desenlace fatal es cuestión de tiempo: deja de congregarse, pierde el gozo, se amarga, todo lo que sucede ‘lo observa a través de la ventana’ y, finalmente, cuestiona a quienes transportan el arca. Por favor, en este preciso momento mírate. ¿Tienes actitudes parecidas a Mical? Recuerda que la amargura y el resentimiento tienen el poder de llevarte a la esterilidad, 2º Samuel 6:23.

Repite esta oración: “Señor examina mi vida. Desa-rraigo toda raíz de amargura. Suelto perdón a todos los que me han ofendido y pido que me perdones por todos mis pecados. Hoy renuncio al rencor, la crítica, la envidia y toda obra pecaminosa. Dame un corazón nuevo y tierno y un espíritu recto delante de ti para alabarte y adorarte cada hora de todos mis días. Amén”.

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