“Los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al SEÑOR… El pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del SEÑOR…”, 1º Samuel 2:12,17 (NTV).
“Un hombre de Dios fue a Elí, diciéndole: “El Señor dice:…“Honras a tus hijos más que a mí…”. El Señor Dios de Israel prometió que la familia de tu papá le serviría por siempre, pero ahora el Señor dice: “¡Eso nunca! Honraré al pueblo que me honra a mí, pero al que se niegue a respetarme, le va a ir mal. Se acerca la hora en que destruiré a todos tus descendientes, nadie de tu familia llegará a viejo… Te daré una señal: tus dos hijos… morirán el mismo día…’”, 1º Samuel 2:27-34 (PDT).
“Israel fue derrotado por los filisteos… mataron a los hijos de Elí… y capturaron el arca de Dios… Elí cayó de espaldas de su asiento junto a la puerta. Se quebró la nuca y murió… La nuera de Elí, esposa de Finees… murió después del parto… Al niño le puso por nombre Icabod… porque dijo: “La gloria de Israel se ha ido’”, 1º Samuel 4:17-22 (NTV).
Observa detenidamente el primer pasaje bíblico: “Los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al SEÑOR”. Ahora lee cuidadosamente el último pasaje: “Icabod, la gloria de Israel se ha ido”. La irrespetuosidad de los hijos de Elí era descarada, por lo tanto, “en aquellos tiempos Dios se comunicaba muy pocas veces con la gente y no le daba a nadie mensajes ni visiones”, 1º Samuel 3:1 (TLA). En los tiempos en que no se respeta a Dios, Él no se manifiesta. ¡La irreverencia aleja SU PRESENCIA y la consecuencia es la falta de revelación!
Cuando se levantó el tabernáculo por primera vez la presencia de Dios era tan intensa que Moisés, el hombre que hablaba cara a cara con Él, no podía entrar: “Y la gloria del SEÑOR llenó el tabernáculo.Moisés no podía entrar… porque la nube se había posado allí…”, Éxodo 40:34-35 (NTV). Sin embargo, varios años después, bajo el liderazgo de Elí, la presencia de Dios era insignificante, totalmente imperceptible. No sólo que la gente entraba y salía como si nada sino que la irreverencia hacia Dios era tal que los hijos del sacerdote tenían relaciones sexuales con las mujeres a las puertas del tabernáculo. La atmósfera estaba vacía de Dios. El pecado y la conducta ofensiva de los líderes ahuyentaron la presencia gloriosa de Dios: “La gloria se ha ido de Israel…”, 1º Samuel 4:22 (NTV).
Los hijos de Elí hacían pecar al pueblo. Un líder inmoral y rebelde da ejemplo para que sus seguidores hagan lo mismo. “¡Si el líder lo hace…!”. La honra atrae a Dios, la deshonra lo aleja. No importa cuán ‘perfecta’ sea la música o si el programa de la iglesia deslumbra por su pompa. Si Dios no es temido y respetado Él no se manifestará. ¡Donde el pecado habita la gloria del Señor no reposa!
En una oportunidad nuestros pastores de adoración advirtieron a una parejita de novios involucrados en el ministerio acerca de su conducta desordenada. Ellos no aceptaron la corrección y decidieron ‘cambiar’ de pastor y rendirle cuentas a otro miembro del equipo pastoral de la iglesia. Así obraron los hijos de Elí. Ellos no aceptaron la corrección de su padre, 1° Samuel 2:25. El pastor Andrés Corson dice que la rebeldía es uno de los pecados más comunes en la iglesia cristiana y enfatiza que es una práctica aceptada porque muchos no la ven como pecado; sin embargo, la rebeldía es tan grave como la adivinación, 1° Samuel 15:23. “En la iglesia hemos perdido cantantes buenísimos, músicos increíbles y personas con mucha unción, pero sin carácter, simplemente porque no quisieron someterse. Tal vez la rebeldía sea el pecado más común en los músicos, precisamente por este pecado echaron del cielo a Lucero de la mañana. Los miembros del ministerio de alabanza deben comprometerse con la iglesia, leer la Biblia todos los días, asistir por lo menos una vez a la semana a la oración, deben ser adoradores y líderes o servidores en sus Grupos de Conexión porque además de ser formados deben formar a otros; además de ser pastoreados pastorearán a otros. Sólo así podemos asegurarnos que sean ministros y no simplemente músicos. Evitamos que usen el púlpito o la plataforma aquellos que tienen la intención oculta de sentirse protagonistas o cuyo objetivo sea promoverse. Brian Houston dice: “Hay una gran diferencia entre los que usan su visión para edificar la casa de Dios y los que usan la casa de Dios para edificar su visión’”.4
Los israelitas pensaron que, independientemente de su estado espiritual, si traían el arca al campo de batalla tendrían la victoria. Un símbolo no garantiza la presencia ni el poder. La actitud hacia el arca llegó a asemejarse peligrosamente a la idolatría. La adoración y el servicio a Dios no sustituyen a la obediencia y la santidad. No puedes evadir sus mandamientos y tener su presencia. No puedes ser un inmoral y pretender que Dios esté de tu lado. Los rabinos decían: “Dios puede pasar por alto muchas cosas, pero no la falta de castidad, que es una cosa que hace que se ausente la gloria de Dios”.Sin embargo, en la época de Elí la moral se había debilitado tanto que los israelitas tenían la creencia de que si llevaban el arca se salvarían del desastre y ganarían la guerra, 1° Samuel 4:4.
Hay quienes creen que se puede gozar de la presencia de Dios y disfrutar de sus bendiciones violando o evadiendo los mandamientos relacionados con la santidad. ¡Eso, definitivamente, no es posible! Los pecados sexuales alejan la presencia de Dios. Dios manifestó su desagrado por la inmoralidad de Elí y sus hijos marchándose con su presencia.