El código secreto

La Biblia contiene promesas MUY grandes: “Puesto que tenemos tan grandes promesas…”, 2ª Corintios 7:1 (NT BAD). Una GRAN promesa que se reitera en toda la Biblia es la siguiente: Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”, 2ª Corintios 6:16 (NTV); Éxodo 25:8; Ezequiel 37:27; Zacarías 2:10; Éxodo 29:45; Levítico 26:11-12; Ezequiel 43:7. En vez de visitas aisladas y esporádicas Dios promete quedarse con nosotros permanentemente. Ahora bien, observa los siguientes pasajes: “Por cuanto tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia… conduciéndonos en santidad…”, 2ª Corintios 7:1 (NT Pesh Esp). “Por tanto, SALGAN DE EN MEDIO DE ELLOS Y APARTENSE”, dice el Señor; “Y NO TOQUEN LO INMUNDO, y Yo los recibiré”, 2ª Corintios 6:17 (NBLH). “Salgan, salgan, salgan de ahí. No toquen nada impuro… purifíquense”, Isaías 52:11 (PDT). Lee de corrido: “Salgan, salgan, salgan… apártense… no toquen nada impuro… purifíquense… y yo los recibiré”. La lección es muy clara: ¡la falta de santidad pone en riesgo SU PRESENCIA en nuestras vidas!

Veamos un ejemplo bíblico. Números 22 registra la historia de un rey llamado Balac que contrató los servicios del profeta Balaam para que maldijera al pueblo de Israel. La recompensa prometida sedujo a Balaam, pero Dios le dijo: “No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque a ese pueblo lo he bendecido yo”, Números 22:12 (DHH). El corazón de Balaam no estaba de acuerdo con el de Dios. Aunque sabía que Israel era un pueblo escogido y bendecido por Dios las siguientes palabras revelan que la codicia ya lo había seducido: “Regresen a su país porque Dios no me deja ir con ustedes”, versículo 13 (TLA). Balaam consideraba su ministerio como un trabajo. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por dinero. Su motivación para el servicio no era el amor sino las riquezas. Hoy día podemos ser tentados de la misma manera: “¡Pobre gente!… Por conseguir dinero se van por el camino equivocado como Balaam… y son destruidos como le pasó a Coré”, Judas 1:11 (PDT).

El rey de Moab no se dio por vencido y envió una nueva comisión negociadora, pero con más prestigio y más dinero: “Si maldices a ese pueblo, te pagaré todo el dinero que quieras y te haré muy importante”, versículo 17 (TLA). La oferta se volvió irresistible para Balaam: “Quédense aquí una noche más y veré si el Señor tiene algo más que decirme”, versículo 19 (NTV). A menudo nos sucede lo mismo que a Balaam: tratamos de torcer la voluntad divina a nuestro favor. Emprendemos el camino que Dios no quiere. Seguimos adelante con una relación que no cuenta con la aprobación de Dios. Porfiamos con el Señor hasta el punto en que nos permite seguir nuestro propio camino.

El resto de la historia es bien conocida. Por un lado Dios autoriza a Balaam a emprender el camino, pero por otro el relato bíblico dice: “Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo”, Números 22:22. “Mira, yo mismo he venido a detenerte porque tu viaje me disgusta”, Números 22:32 (PDT). Finalmente Dios le dijo que fuera, pero le ordenó que dijera sólo la palabra que Él pusiera en su boca.

Balaam se encontró con el rey y tomado por el Espíritu (Números 24:2) hizo lo que no quería hacer. En lugar de maldecir bendijo al pueblo de Israel tres veces, Números 23:8 y 20 (NTV). Aquí yace un principio espiritual muy profundo: ¡ser usado por Dios no significa ser aprobado por Él! No hay dudas de que Balaam operó bajo el Espíritu Santo y profetizó todas las veces bajo la unción de Dios para bendecir a Israel: “Entonces el Espíritu de Dios vino sobre él y dio el siguiente mensaje…”, Números 24:2-3 (NTV). Balaam fue usado por Dios y profetizó bajo una unción auténtica, pero su corazón estaba torcido y fue totalmente reprobado por el Señor.

Balaam no pudo maldecir a Israel. Entonces, para no perder la recompensa, concibió un plan diabólico: revelar a un impío el secreto para lograr la aprobación o la desaprobación de Dios. Le enseñó a Balac el método que podía usar para que Israel perdiera la presencia y la bendición de Dios. Le aconsejó que tomara mujeres de entre su pueblo que sedujeran a los hombres de Israel a cometer inmoralidad sexual: “Son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el Señor….”, Números 31:16. Apocalipsis 2:14 dice: “Tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a… cometer inmoralidades sexuales”, (NVI). La palabra tropiezo es “trampa”. Balac, aconsejado por Balaam, colocó una trampa para que Israel perdiera el favor de Dios: Los israelitas tuvieron relaciones sexuales prohibidas con las mujeres moabitas… Entonces Dios se enojó muchísimo”, Números 25:1-3 (TLA). Es como si Balaam le hubiera dicho: “Si puedes lograr que pierdan la santidad, perderán a Dios y también su bendición”. La mayor derrota de Israel fue perder la PRESENCIA DE DIOS.

El diablo ha puesto “trampas” por todos lados. Atrapa a los incautos y desprevenidos mediante el señuelo de la sensualidad. El diablo no es tan inteligente como Dios, pero es más hábil que nosotros. Él quiere arrastrarnos al infierno haciéndonos perder la presencia y la bendición de Dios. La única manera en que podemos ser victoriosos es quedándonos cerca de Jesús. ¡Con Él somos más que vencedores!

Las consecuencias del pecado sexual son innumerables. Sin embargo; de todas, la peor es la FALTA DE SU PRESENCIA. Hay personas que no quieren vivir en santidad y luego se preguntan por qué no son bendecidas. La santidad atrae la presencia y garantiza su permanencia. David en su intento por traer el arca aprendió esta preciosa lección: “¿Quién puede permanecer en su santo templo? El que tiene las manos y la mente limpias de todo pecado”, Salmo 24:3-4 (DHH). “Ellos recibirán la bendición del SEÑOR y tendrán una relación correcta con Dios su salvador”, Salmo 24:5 (NTV). La santidad atrae SU PRESENCIA Y también SU BENDICIÓN.

Prácticas sexuales condenadas por la Biblia

Lee detenidamente los siguientes pasajes bíblicos y deja que el Espíritu Santo te hable: “No se dejen engañar. Ustedes bien saben que los que hacen lo malo no participarán en el reino de Dios. Me refiero a los que tienen relaciones sexuales prohibidas…, a los que son infieles en el matrimonio, a los afeminados, a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres… Ninguno de ellos participará del reino de Dios. Y algunos de ustedes eran así. Pero Dios les perdonó esos pecados, los limpió y los hizo parte de su pueblo. Todo esto fue posible por el poder del Señor Jesucristo y del Espíritu de nuestro Dios. Algunos de ustedes dicen: “Soy libre de hacer lo que yo quiera”. ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; por eso no permito que nada me domine… El cuerpo no es para que lo usemos en relaciones sexuales prohibidas. Al contrario, debemos usarlo para servir al Señor Jesús, pues nuestro cuerpo es de él… Ustedes saben que cada uno de ustedes forma parte de la iglesia, que es el cuerpo de Cristo. No está bien que una parte de ese cuerpo, que es la iglesia de Cristo, se junte con una prostituta, pues al tener relaciones sexuales con ella, se hace un solo cuerpo con ella. Así lo dice la Biblia: “Los dos serán una sola persona”. En cambio, quien se une al Señor Jesús se hace un solo cuerpo espiritual con él. No tengan relaciones sexuales prohibidas. Ese pecado le hace más daño al cuerpo que cualquier otro pecado. El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu Santo que Dios les ha dado. Ustedes no son sus propios dueños. Cuando Dios los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios”, 1a Corintios 6:9-20 (TLA).

Dios quiere que ustedes sean cada vez más puros, que se mantengan alejados de la inmoralidad sexual y que cada uno aprenda a controlar su cuerpo. Es decir, que usen su cuerpo de una manera que lleve a la pureza y honre a Dios. No se dejen llevar por las pasiones del cuerpo como hacen los que no conocen a Dios… El Señor castiga a todos los que cometen esos pecados… Dios nos ha llamado para ser puros, no para que vivamos en el pecado. El que se niegue a obedecer estas enseñanzas, no está negándose a obedecer a los hombres sino a Dios, quien les da su Espíritu Santo”, 1a Tesalonicenses 4:3-8 (PDT).

La única relación sexual que Dios permite es entre el esposo y la esposa. Las relaciones sexuales entre hombres, entre mujeres, con animales o con otra persona que no sea el esposo o la esposa no agradan a Dios. No puedes esperar ser bendecido si rompes los códigos de Dios en relación a la santidad. SU PRE-SENCIA Y SU BENDICIÓN están garantizadas para aquellos que se atreven a vivir una vida de obediencia, integridad y pureza sexual. Camina en esa dirección y nunca te arrepentirás.

Balaam estuvo dispuesto a hacer cualquier cosa para obtener la recompensa que le ofrecían a cambio de su servicio. Balac no conocía el ‘código secreto’ para destruir al pueblo elegido, pero Balaam sí; y estuvo dispuesto a revelar ese secreto a cambio de dinero. El secreto que le reveló al rey Balac valía su peso en oro.

Como mensajeros de Dios queremos revelarte este mismo código para bendición. La santidad es el secreto espiritual que te asegura SU PRESENCIA Y SU BENDICIÓN. Tu futuro podría ser extraordinario si practi-cas la santidad. Sí, la santidad es el gran código secreto que te conecta con Dios.

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