866. Gracia, verdad y tiempo (martes)

Pr. Roberto Rosciani

Muchas veces, tendemos a responder a las personas que están en alguna situación de aflicción diciendo “Dios te está probando”, “tratá de ver lo bueno”, “podría haber sido peor”. Es una postura similar a la que los amigos de Job tuvieron ante las situaciones difíciles de su amigo.

En Job 6:14, el reconoce que las respuestas simples y rápidas, no solo no alivian el dolor, sino que pueden apartarnos de Dios. Quien recibe esta respuesta no solamente tiene un problema, sino que ahora se le suma uno más: la culpa de sentirse mal. 
Algunos eligen vivir con la culpa, otros huir.

La verdad es que sí hay “soluciones bíblicas” para los males emocionales que podemos tener, lo que nos pasa es que tendemos a separar el espíritu de las emociones. Asumimos que estos problemas tienen poco que ver con nuestra espitirualidad.
La Biblia nos da pautas y tareas de cosas que nos pueden ayudar a salir de las situaciones de dolor. Son “Tareas”, ajustes que generan cambios e implican crecimiento a la semejanza de nuestro creador (Génesis 1:27).

Todos nuestros problemas, desde el edén, derivan de la falla que tenemos para parecernos más a Dios. Transformar nuestra vida a su semejanza no es fácil, pero filipenses 1:9 tiene una excelente promesa para nosotros!

Este crecimiento tiene 3 ingredientes clave y que tienen que ver con el carácter de Dios:

1. GRACIA
Nuestro Dios es un Dios lleno de Gracia y de Verdad (Juan 1:4). Cuando hablamos de gracia, podemos hablar de amor. La gracia es un inmerecido favor de Dios hacia las personas, algo que no merecemos y que no lo ganamos. 
La gracia es el primer ingrediente para el crecimiento a la imagen de Dios. Es una relación constante e inquebrantable con El. La misma relación que Adán y Eva tuvieron en el Edén, donde ellos podían moverse frente a la presencia de Dios sin ninguna limitación. Estaban seguros, no necesitaban aparentar ni esconder nada, no sentían ansiedad.
La gracia es la manera en la que Dios se relaciona con nosotros.

2. VERDAD
La verdad representa lo que Dios es. Es lo real, describe como son las cosas independientemente del amor y la misericordia, la gracia. 
La verdad es el aspecto estructural del carácter de Dios, es el esqueleto donde la vida se sostiene y por eso es tan importante.

Ni la una ni la otra funcionan correctamente sin la otra. Adán y Eva tenían las dos cosas: Gracia y Verdad, unidas en un solo Dios. Cuando pecaron, fueron ellos los que rompieron la relación, y cuando perdieron la relación verdadera, también perdieron la gracia. Sin gracia ellos sintieron vergüenza, miedo y se escondieron de Dios (Génesis 3). Dios, viéndo a su pueblo extraviado no lo dejó solo, entonces nos dejó la ley, pero sin la gracia, cualquier intento por vivir en la ley era insuficiente.

Romanos 3:20/ Santiago 2:10
Cuando vivimos con verdad sin gracia (para con nosotros mismos y para con los demás) la ley nos silencia, nos hace prisioneros, nos aleja de Cristo y nos juzga duramente. Si, la verdad es parte del carácter de Dios, pero sin la gracia nos destruye.
Así como la verdad sin gracia es fatal, la gracia sin verdad también lo es. (Gálatas /
Romanos 6:15-16)

Juan 1:14, 16-17
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia, pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.”

Juan 8:3-11 nos muestra a la mujer adultera a punto de ser apedreada. La actitud de Jesús para con ella es una muestra de esta relación con Dios donde podemos sentirnos seguros de que, aunque conoce nuestra verdad, nos ama incondicionalmente. 
No solo perdona y da Gracia, sino que la verdad marca un nuevo rumbo en la vida de esta mujer. Sana su herida, aceptándola, pero le indica que ahora el camino a seguir es lejos del pecado.

Gracia y verdad son una combinación sanadora porque tratan con algo que nosotros no podemos: La culpa.

Si logramos entender estos dos principios y grabarlos en nuestro corazón, nos permite tener, no solo el favor de la gente, sino el más importante: el de Dios.
“La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.”

Cuando la Gracia, la misericordia, viene a nuestro corazón y nos dice que hay perdón para eso que hicimos, la culpa se va. La verdad, entonces, nos marca el rumbo a seguir.

3. TIEMPO REDENTOR
Lucas 13:6-9 / A veces tenemos la misma actitud del hombre que mandó a cortar la higuera. Cuando no vemos fruto, o el fruto no es bueno empezamos a “cortarnos” a nosotros mismos, a juzgar rápidamente nuestra propia vida, o incluso la de otro. Gran parte de las veces esperamos ver frutos rápido, operando en la verdad pero no en la gracia. Otras veces, pasamos por alto las malas hierbas y no usamos la “pala” de la verdad.

El elemento que va a permitir que gracia y verdad operen en esta “planta” es el tiempo. “Deja este año” dijo el viñador, porque entendía que el tiempo no es un lujo sino una necesidad para crecer en nuestra vida.

Pr. Roberto Rosciani

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