866. Al hijo que odió amar

Pr. José Luis Cinalli

AL HIJO QUE ODIÓ AMAR

“Joab se dio cuenta de que el rey David extrañaba mucho a Absalón, así que mandó traer… una mujer muy astuta, y le dijo: “Quiero que te vistas como si estuvieras de luto… quiero que te presentes ante el rey y le digas exactamente lo que voy a decirte”… Cuando llegó ante David… le dijo: — ¡Ayúdeme usted, Su Majestad!… ¡Mi marido se murió y me he quedado viuda! Además, yo tenía dos hijos, pero un día se pelearon en el campo y, como nadie los separó, uno mató al otro. Ahora toda mi familia se ha puesto en contra mía. Quieren que les entregue al único hijo que me queda, para vengar al que murió… Si lo matan, yo me quedaré sola… El rey le dijo a la mujer…: —Te juro por Dios que nada le pasará a tu hijo. La mujer insistió…: —Por lo que Su Majestad acaba de decirme,no entiendo cómo puede perdonar a otros, pero a su propio hijo no lo deja volver. Todo esto le hace daño a usted y a su pueblo. Todos moriremos algún día. Nuestra vida es como agua derramada en el suelo, la cual no se puede volver a juntar. Pero Dios no arrasa con nuestra vida, sino que idea la manera de traernos de regreso cuando hemos estado separados de él…. Más tarde, el rey llamó a Joab y le dijo…: —ocúpate de que vuelva mi hijo Absalón… Joab… trajo… a Absalón, pero cuando éste llegó a Jerusalén, el rey dijo: “No quiero verlo. Que se vaya a su casa”. Así que Absalón se fue a su casa, y no se le permitía ver al rey… Absalón vivió dos años en Jerusalén, y durante todo ese tiempo nunca se le permitió ver al rey. Un día, Absalón le pidió a Joab… —quiero que vayas a ver al rey y le des este mensaje: “¿Para qué me hiciste venir… si no me dejas visitarte? ¡Mejor me hubiera quedado allá! Yo te ruego que me permitas ir a verte…’”, 2º Samuel 14:1-13 (TLA), 14 (NTV) y 15-32 (TLA).

Absalón odiaba a Amnón por haber violado a su hermana Tamar y buscaba la forma de vengarse de él, 2ª Samuel 13:22. Al cabo de dos años lo mató y luego huyó refugiándose en casa de su abuelo, 2º Samuel 13:37-39. Después de tres largos años David permitió que su hijo regresara, pero no lo perdonó completamente. ¿Cómo lo sabemos? Porque no quería verlo. El resentimiento contra su padre creció tanto que resultó imposible detener el torrente de frustración y rechazo. Cuando David decidió perdonarlo ya era tarde. Nada pudo impedir que Absalón se sublevara e hiciera tambalear el trono de su padre.  

No podemos negar el impacto que produjo la inmoralidad de David en la vida de su familia. La manera en que los padres se comportan afecta de manera directa la vida de sus hijos. La deshonra de Saúl ante la presencia de Dios fue la misma de su hija Mical. El desprecio de Uza al tocar el arca fue el reflejo de la indiferencia espiritual que se respiraba en su propia casa. Lo contrario también es cierto. La honrosa vida de Obed-edom a Dios la vemos reflejada en su familia. TODOS sus hijos y nietos (62 en total) se convirtieron en hombres ilustres y valientes para Dios, 1º Crónicas 26:4-8 (NTV). TODOS sus parientes (68 en total) fueron inspirados a servir al Señor, 1º Crónicas 16:37-39 (PDT). Cuando tú amas, obedeces y sirves a Dios estás ‘haciendo méritos’ para que Él te bendiga y BENDIGA A TU FAMILIA. Cuanto más consagrados sean los padres a Dios más bendecidos serán sus hijos. El mejor legado que puedas dejarle a tu familia es una vida de total entrega y obediencia a Dios. ¡Si tú honras a Dios, tus hijos, tarde o temprano, también lo honrarán!

David no es capaz de perdonar a Absalón; entonces Joab idea un plan para que el rey reconsidere su decisión y finalmente tenga piedad de su propio hijo. Joab anhela que la venganza no prime sobre la misericordia; busca una manera para acercar las partes de la misma manera que Dios lo hace con nosotros: “… Dios no arrasa con nuestra vida, sino que idea la manera de traernos de regreso cuando hemos estado separados de él, 2º Samuel 14:14 (NTV).

El odio es una señal de que no estamos bien en nuestra relación con Dios: “Si alguien afirma: “Vivo en la luz”, pero odia a un hermano…, esa persona aún vive en la oscuridad”, 1ª Juan 2:9-11 (NTV).“Si ustedes perdonan a los demás el mal que les hagan, su Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no los perdonan, su Padre tampoco los perdonará a ustedes, Mateo 6:14-15 (PDT). “No fomentes odio en tu corazón contra ninguno de tus parientes. Aclara los asuntos con la gente en forma directa, a fin de que no seas culpable de su pecado. No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos…, sino ama a tu prójimo como a ti mismo…”, Levítico 19:17-18 (NTV). “No se enojen unos con otros, más bien, perdónense unos a otros. Cuando alguien haga algo malo, perdónenlo, así como también el Señor los perdonó a ustedes”, Colosenses 3:13 (PDT). Efesios 4:26 en la versión libre dice: “Si se enojan ustedes, no cometan el pecado de dar lugar al resentimiento. Jamás se ponga el sol sobre vuestro enojo”. ¿Cuál es la enseñanza espiritual que rescatamos de  la vida de David? Que no sólo tenemos el mandato de perdonarnos unos a otros, sino que debemos hacerlo antes de que sea demasiado tarde.

“No logro perdonar”; “no puedo perdonar lo que me hizo”; “no siento perdonar”, son expresiones comunes. ¿Quién te ha dicho que necesitas sentir para perdonar? Perdonar es una decisión. La Biblia no dice: “perdona a tu prójimo cuando lo sientas” sino que dice: “perdona”, Lucas 6:37. Aunque la persona a quien perdonas no haya hecho reparación contigo, igual perdónala. Por otra parte, “el precio que se paga por perdonar es siempre menor al que se paga por no perdonar”, Paul Meyer.

Siempre tendrás la opción de perdonar o no hacerlo pero no puedes detener las consecuencias de tu elección. La falta de perdón te lleva a la pérdida de la paz interior y seca tu vitalidad. La falta de perdón te hará mucho daño: “Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día… mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano”, Salmo 32:3-4 (NTV). No puedes estar sano y amargado al mismo tiempo. David no perdonó a tiempo y el mal que hizo por no perdonar se volvió en su propia contra. Por donde lo mires la falta de perdón es un mal negocio.

Déjame decirte lo que no es perdonar. Perdonar no significa excusar un mal comportamiento. Es común que los padres con el deseo de agradar a Dios interpreten que perdonar es dejar que su hijo llegue a la madrugada totalmente borracho o que la esposa permita que su marido la maltrate física, emocional o sexualmente. Perdonar no significa que aceptes resignadamente lo que ha sucedido o está sucediendo. No significa ocultar el dolor, disimularlo o negarlo. No significa restablecer una relación tóxica o dañina. Es común que la gente crea que si la relación matrimonial continúa después de la infidelidad es porque hubo perdón. También se suele creer que si la relación termina es porque el cónyuge víctima no ha perdonado. Eso no siempre es así. Tú podrías seguir adelante con una relación sin perdonar, llena de odio y resentimiento en tu corazón, o bien,  podrías perdonar y decidir que la relación no es conveniente para tu integridad física, emocional o psicológica. Por último perdonar no es olvidar.

¿Qué significa perdonar?

Perdonar es una elección unilateral. Perdonar es liberar de tu corazón a la persona que te ha hecho daño, liberarla de la deuda que tiene contigo, independientemente de lo que haga. Marcos 11:26; Efesios 4:32; Lucas 17:3-4; Colosenses 3:13; Mateo 6:14. Con el perdón le quitas a la persona que te hizo daño el poder de seguir haciéndolo.

Perdonar implica cancelar una deuda. Ya no esperas que te devuelva lo que te debe. Renuncias a la venganza, la cuenta está anulada, Colosenses 2:13-14. Recuerda que el perdón no significa inacción. La denuncia y el ejercicio de tus derechos sigue de tu lado pero, por el perdón, tu postura interior ha cambiado.

¿Estás alimentando una raíz de amargura? ¿Hay alguna persona a la que tienes que perdonar?  Si bien es cierto que son innumerables los beneficios del perdón hay uno que es de vital importancia: honra a Dios. Una persona no puede estar estrechamente conectada con Dios, experimentar su favor o tener una relación óptima con Él y al mismo tiempo dejar de perdonar a otros.

Una consideración final: ora por la persona que quieres perdonar. “Por medio de la oración vamos a nuestro enemigo, nos ponemos de pie a su lado y rogamos a Dios por él”, Dietrich Bonhoeffer. Si dedicas un tiempo prolongado a orar por la persona que te ha hecho daño, tu actitud hacia ella cambiará. Es imposible orar por una persona durante un tiempo prolongado y no modificar los sentimientos negativos hacia ella.

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